Imágenes históricas de «Alma Lambayecana» nos permiten proponer nuevas narrativas, dice docente de la Universidad Católica del Perú

Susana Pastor Brizzolese, docente de la Pontifica Universidad Católica del Perú, magíster en Arte Peruano y Latinoamericano y docente a cargo de los cursos de fotografía para estudiantes de comunicaciones, al comentar el libro “Alma Lambayecana”, afirmó que las imágenes históricas del libro nos permiten proponer nuevas narrativas, nuevos discursos. Fue durante una presentación vía Zoom de la Cátedra Pedro Delgado Rosado, de la Universidad Pedro Ruiz Gallo.

La mirada especializada

“Cuando recibo un libro, sobre todo como este de fotografías, en una primera mirada voy dejando que aparezcan mis sensaciones y encuentro que este es de una edición muy cuidada; con diseño sobrio y elegante a la vez; se ha tenido cuidado en el gramaje del papel; que de pronto uno no toma en cuenta, pero que se ve ha sido pensado con mucho cuidado. Se nota que la impresión es de muy buena calidad, cuyos negativos antiguos originales han tenido que ser no solo escaneados, sino retocados y se ha sido muy respetuoso con este retoque que, como lectores, nos dan la posibilidad de apreciar mejor la fotografía.

Lo mismo se ve claramente el trabajo de Larcery Díaz en esta selección de imágenes; y me lo imagino preguntando qué seleccionar, cómo agruparlas, en qué orden presentarlas, con qué texto acompañarlas, sabiendo perfectamente el origen de esas imágenes, que es de dos fotoperiodistas y que el objetivo de las mismas es hablar de situaciones que reflejan hechos noticiosos. 

En las primeras páginas del libro, uno se encuentra con el retrato de Humberto y Teófilo Quiroga Ramos, con un plano americano de ambos, tras haber recibido una distinción. Me gusta su foto enmarcada con un fondo dorado, que nos presenta a los fotógrafos como elementos protagónicos.

Todo forma parte de cómo presentar finalmente este archivo fotográfico que ha caído en manos de Larcery Díaz y que él propone ordenarlo de manera que hable del alma lambayecana, pero a la vez también reconocerlo como un archivo fotoperiodístico que habla de la historia de la región Lambayeque.

Por otro lado, me encanta ver en los créditos a quiénes más son parte de este libro. Encuentro que es un proyecto en el que se incluye a la familia de Larcery; y eso me hace imaginarme todas esas horas familiares en las que seguramente el tema principal era el libro y qué fotografías o textos llamaban la atención a Jesús, Milagros y a Larcery mismo.

Esto me permite volar un poco con el proceso que ha significado la producción que, como proyecto ha sido presentado muy bien, porque justamente ha ganado el concurso de Estímulos Económicos del Ministerio de Cultura y ha sido auspiciado para su impresión por el Colegio de Periodistas de Lambayeque.

¿Qué significa un archivo fotográfico ligado al periodismo? Hoy, la palabra archivo se ha diluido y la usamos de manera común. Y hablamos para nuestra computadora de documentos Word, PPT, Excels, JPG, etc.; con temas que les encontramos valor y que antes los guardábamos en un cartón en la idea de que eran importantes y que en algún momento les íbamos a dar orden. Hoy no estamos lejanos de eso, porque archivamos todo en nuestra computadora. Sin embargo, Larcery encuentra este archivo fotográfico; halla un valor documental, histórico, estético a las imágenes y decide plantearse el reto de armar este libro para la historia, para que las generaciones de hoy y venideras sepan cómo los Quiroga miraron a la región Lambayeque.

Sin archivos es difícil hablar de memoria, historia e identidad; y de allí me parece que Larcery lo tuvo claro. Este libro nos permite la posibilidad de que, a partir de imágenes, no solo se hable de memoria sino también del presente. Nos permite también, a partir de estas imágenes históricas, proponer nuevas narrativas, nuevos discursos. En esta medida, recuperar un archivo fotográfico es de inmenso valor. Si bien las imágenes fueron hechas para divulgar un hecho noticioso, hoy las podemos ver con esa perspectiva que nos da la historia para reconocer lugares, personas, vestimentas, costumbres, expresiones culturales y podernos deleitar, mirando largo rato una fotografía y encontrar que el objetivo era reconocer, desde el monumento arqueológico o cualquier otro aspecto, a los personajes.

Cuando en su libro “La fotografía como documento social”, Susan Sontag habla de proyectar la función social de la fotografía hacia los archivos, recordé esto al revisar el libro “Alma lambayecana”. Susan Sontag plantea, además, el validar la existencia de lo fotografiado como representativo del mundo real, con esa capacidad que tiene la fotografía de convertirse en evidencia, en una prueba irrefutable de lo que aconteció; lo que apela a que no podemos pensarlo sin considerar su carácter de memoria. En este sentido, el archivo fotográfico se constituye en una posibilidad declarativa sobre un pasado común.

Yo creo que este libro de Larcery Díaz nos permite encontrar un pasado en común, hoy en presente mirando las fotografías históricas. Por eso se dice que solo conociendo nuestro pasado podemos proyectarnos a un futuro; de allí la importancia que tiene “Alma lambayecana”.

¿Quién es el autor de “Alma lambayecana”? Normalmente diríamos que el autor es Larcery Díaz como el responsable de concebir este libro, de seleccionar y agrupar las imágenes; pero también esto lo logra en base a que hay dos autores que son los fotógrafos los que le están dando el insumo a Larcery. Y, a decir de Roland Barthes, también pienso que la autoría incluye al equipo de personas que han logrado que este proceso salga a la luz, como las encargadas de la edición, de la curación, de la difusión y distribución y cierran el circuito los lectores.

No he tenido el gusto de conocer a los Quiroga, pero en sus fotografías los he encontrado y los he conocido”.

Imágenes escogidas

De la gran cantidad de fotografías, me costó muchísimo seleccionar entre más de 350 fotografías las que he amado del libro. Esta foto sintetiza muy bien el trabajo de los Quiroga como entrega o vocación de fotoperiodistas, búsqueda de imágenes con interés noticioso y de actualidad, ya que el periodismo exige que sean objetivas, reflejo de una realidad, sabiendo que el periodista es un ser humano con una mirada de subjetividad. Esta imagen tiene una historia y me demostró la importancia del texto que tiende siempre a acompañar la fotografía periodística, que tiene una gran diferencia con la foto del arte o publicitaria; que es el enganche con la palabra en una leyenda.

En el libro hay un estilo único en estos dos fotógrafos; la estética los reúne, su composición, el cuidado del contraste, la iluminación, los planos ente la puerta y detrás de ella, que nos permite entender una realidad muy dura, que nos trae al presente y que nos habla del problema de la salud, que hemos vivido durante la pandemia, con lo que podemos decir que no hemos avanzado demasiado en tener una seguridad sanitaria.

Quiero mucho esta imagen porque crea expectativa; me lleva a la repetición de las formas, líneas, que traen las embarcaciones y todo ese público en los barcos a la expectativa de algo, mirando hacia el mar; me identifico con esa emoción que transmite la fotografía en momentos de tranquilidad, de alegría, de paz, de amor con la pareja en primer plano, que la hace única.

Esta es una imagen perfecta a nivel de composición del esfuerzo, del trabajo en la pesca artesanal, lo jóvenes que son los pescadores, la comunicación que tienen con el fotógrafo, dispuestos a este retrato grupal para entregar su trabajo, su expresión corporal, su satisfacción al ser retratados en este momento de labores.

Esta imagen es preciosa, sencilla, pero también con esta sonrisa que nos habla de la pobreza, de los problemas de malnutrición en los trabajadores cañeros que tienen una labor muy difícil. Aquí el trabajador permite al fotógrafo que lo fotografíe; y él le entrega su alma con una sonrisa. Me parece genial este contrapicado, de ensalzar a este personaje.

Este retrato, tan sencillo, no es en contrapicado sino al mismo nivel del artesano mayor. Cómo el fotógrafo, en una sola imagen, está contando toda la historia de vida del personaje. Y aquí recojo esta leyenda periodística que acompaña a la foto; es un verdadero poema y me pareció hermosa. Hermosa leyenda y hermosa fotografía, que nos muestran, además, la dureza de la vida.

Orgullo de la niña con esta tremenda col que crece en los campos lambayecanos, en un guiño del fotógrafo de hacerla en plano picado, con los personajes adultos donde la niña llega casi a la rodilla, que posa para el fotógrafo con la cosecha de sus padres.

Retrato de toda la dignidad de este hombre en su pobreza, en sus pies descalzos, con su pañuelo al cuello, su sombrero impecable y su posición digna, en un poblado del norte del Perú.

Restos arquitectónicos de la iglesia San Agustín de Zaña y cómo el fotógrafo tiene clara la importancia del factor humano en el fotoperiodismo, agregando a los personajes del lugar, para tener una relación del espacio y qué sucede en el entorno. A pesar que no tenemos el rostro del personaje a contraluz, es un campesino con su burro y con elementos de su trabajo en el campo.

En el capítulo de inundaciones, me parece fascinante la cantidad de material de los Quiroga sobre las inundaciones en la región y de cómo los ciudadanos fueron resolviendo, salvando sus cosas, los momentos dramáticos que se viven cuando quieren cruzar de un lado a otro y el riesgo de vida que corren cuando la corriente de agua es potente. Hay muchas fotos donde la tensión, el suspenso, es atemporal y en la década que se vea siempre reflejará el riesgo de los personajes. Por el contrario, cuando estas inundaciones todavía están, los niños encuentran algo del placer de vivir en situaciones dramáticas. Allí están los Quiroga recogiendo estos momentos y Larcery editándolos y alternando estas fotografías con otras, a pesar de la situación dramática que se vive.

Cátedra de la UNPRG

El profesor Milton Manayay Tafur, responsable de la cátedra Pedro Delgado Rosado, de la UNPRG, calificó de satisfactoria la cita, “porque nos presenta el trabajo en detalle bajo la mirada académica especializada de Susana Pastor acerca del valor del libro y el aporte de Larcery sobre la cotidianidad laboral que tuvieron los Quiroga. Agregó que el libro tiene esas potencias de comunicar y convertirse en producto cultural que articule las brechas que hay en Lambayeque; a la vez que agradeció la persistencia de Larcery Díaz por su permanente entrega al trabajo y desarrollo cultural, al haber articulado un producto con una buena base de datos.

Por su parte, el profesor Tomás Serquén Montehermoso, de la Unidad de seguimiento al egresado FACHSE-UNPRG, felicitó a Larcery Díaz por este aporte, “porque un libro es un avance a la cultura del país y porque estas publicaciones inspiran, dan vida a todos quienes estamos en esta línea”.

Previamente, Larcery Díaz hizo un somero relato de cómo se desarrolló el proceso de producción del dossier de sus colegas y amigos fotoperiodistas.

Tomado del Semanario Expresión de Chiclayo, jueves 2 de setiembre de 2022. Págs. 16, 17 y 18.

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