Larcery Díaz: “En un colegio profesional nuestro deber es ser ejemplo”

Reproduzco parte de la entrevista para mi programa “Háblame de ti”, a un reconocido personaje en Lambayeque, el Perú y el exterior, cuyo profesionalismo e identidad, le han permitido dejar en alto a la región. Orgullosa de haberlo tenido como maestro en la universidad. Se trata de Larcery Díaz Suárez quien, desde enero próximo, liderará el Colegio de Periodistas de Lambayeque. El título de esta nota es su motivación.

La entrevista concedida a “Háblame de ti”, resume una mínima parte de la vida profesional del periodista Larcery Díaz.

ESCRIBE: MILAGROS NÚÑEZ NÚÑEZ

Milagros Núñez: No sé si le habrá pasado a usted, como me pasó a mí, de llevar en la sangre la pasión por el periodismo. ¿Cómo fueron sus inicios?, ¿cómo descubre que le gustaba el periodismo?

Larcery Díaz: Lo he contado en mis libros de periodismo: Yo nací al periodismo escrito en un diario que nunca se publicó. Yo venía de Radio Délcar, que entonces tenía sus reporteros “D”, donde contábamos las noticias telefónicamente. Entonces, estábamos en vacaciones obligadas en la universidad que nos había clausurado el gobierno militar. Allí, una empresa periodística convocaba a jóvenes que supieran usar bien el lenguaje para redactar una noticia. Allí inicié mi periodismo.

¿Estamos hablando de qué año?

De 1969. Pero gracias a Dios tuve a un buen jefe, luego mi amigo y que años después me convocaría al diario La Industria, adonde llegó a ser director, como fue José Ramírez Ruiz, que acaba de fallecer.

¿Y le quedó el bichito?

Me quedó el bichito porque diariamente y durante meses salíamos a cubrir información. El problema era que no circulaba. Sin embargo, algunos de mis artículos sí fueron publicados en los diarios de la misma cadena de El Pueblo, que funcionaban en Lima, Huancayo, Chimbote, Arequipa, Cusco y Piura. Me ubicaron especialmente para recibir cables nacionales e internacionales.

¿Y eso le ha servido muchísimo en redacción?

Creo que José Ramírez vio en mí a alguien que podría manejar bien y mejor las palabras. Y es que los cables internacionales, sobre todo de AFP, UPI, France Press y demás agencias, eran y son escritos por periodistas notables para que la entrada misma diga toda la noticia. Y eso, además, me ha servido para escribir todas las crónicas y reportajes que han obtenido premios.

Y a partir de ahí ya no paró.

Comenzamos en mayo y terminamos en noviembre. Nos dijeron chau e inmediatamente me llamaron a Correo y después a El Comercio y a Canal 4, donde estuve por más de 20 años y después en otros medios.

Collage de libros que ha escrito, artículos que han ganado premios, lugares visitados y fotos periodísticas que quedan en el recuerdo.

EL PERIODISMO DE AYER Y EL DE HOY

Como se dice, todo tiempo pasado fue mejor. ¿Cree que el periodismo de los sesenta al noventa es diferente, incluso al de hoy? ¿Cómo se puede acoplar un periodista de los sesenta al periodismo de hoy?

Soy periodista desde hace más de 50 años y durante 22 años he enseñado periodismo en la universidad. Y h e dicho a mis alumnos: el periodismo de ayer, de hoy y de siempre, va a ser el mismo. Y la ética y la corroboración de la verdad, la misma. Si no, no es periodismo. Lo único que cambia son las tecnologías. A mediados de los noventa en La Industria tuve la suerte de pasar de un tránsito tecnológico a otro. De máquinas de escribir mecánicas a la computadora. Lo cuento ya como anécdota: Había chicos que se negaban al teclado. También los diagramadores, del papel a diseñar en la pantalla, donde se pauteaban espacios, caracteres y fotos. Pero el periodismo no ha cambiado.

¿Cree que en algún momento se van a acabar los periódicos? ¿Qué vamos a hacer los periodistas con este tipo de público?

El problema no es de la tecnología. Es de nosotros, los periodistas. En Medellín, Colombia, el director del diario The Washington Post, Martin Baron nos decía que desde el 2000, en que comenzó la tecnología a profundizarse, con las páginas web, YouTube, Twitter, o Facebook, los periodistas no habíamos aprovechado Internet que venía de los 90 y aún descargábamos informes. Era el 2016. A partir de ahí, lo que deberíamos hacer era subir a internet nuestra producción periodística. Y por eso The Washington Post quebró su estructura y comenzó a elaborar dos periódicos: el impreso y el digital, porque iba cambiando la visión del periodismo. Y aún se sigue imprimiendo The Washington Post, New York Times. Y así creo que va a seguir. La lectura impresa no es la misma que la lectura en computadora.

Claro. Hay muchos puntos en contra. Al coger un periódico, te enganchas con la lectura, y puedes esforzarte más. En el celular, o bien ingresa una llamada que te desvía, o un mensaje se activa, o la visión te cansa.

Además, hay que tener en cuenta, Milagros, lo esencial. El periódico supuestamente -digo supuestamente, porque hay periódicos que no lo hacen- te informan con la verdad, después de haber trabajado un proceso técnico, profesional, de corroboración de esa información. En el celular, tú abres y te incluyen desinformaciones, noticias falsas -fake news- y todo crees que es verdad, e incluso lo compartes. Esa es la diferencia.

Sí. En el periódico está plasmada la información que para muchos es totalmente creíble. ¿En el caso del Colegio de Periodistas, se ha pensado qué acciones tomar con medios que salen de la nada y que agreden?

No solo pasa con periodistas que no son colegiados y que se protegen por la “libertad de expresión”, entre comillas, sino también con profesionales del periodismo y la comunicación

El periodista en el campo, literalmente, buscando información.

¿Se debe cambiar con una ley?

No. No debería cambiarse por ley. Debería cambiarse por autorregulación de las radioemisoras, que son espacios no de los dueños, sino de la comunidad, del Estado mismo, que somos todos. Ellos deberían autorregular, pero le dan a cualquier -perdóname la expresión- hijo de vecino, para que pague su hora y esta persona despotrica o vierte informaciones falsas o, mucho más, con palabras soeces. Y, te decía, no solo se trata de ellos. También de colegiados que deberían autorregular su manera de tratar la información. Acabamos de ver mentiras abiertas contra otros profesionales. No me explico cómo, profesionales de la información pueden mentir, faltando a la verdad y a la ética. Entonces, depende de capacitarse, de actualizarse y de estar siempre permanentemente imbuidos de lo que nosotros debemos reflejar ante una comunidad, que es decirles la verdad y no mentirle.

En los 30 últimos años se puede reflejar la situación del país debido a los medios de comunicación. En los años 90 salieron los famosos diarios chicha. El boom eran las vedettes, en tapas y contracarátulas. Esa era la atracción, con distracción y pobreza en temas de educación.

Y no solo las vedettes, las mujeres bonitas en portadas, sino también los titulares falsos y las noticias falsas, dirigidos contra los opositores…

Entonces se pagaba para traerse abajo muchas imágenes de familias, de profesionales idóneos que sí han hecho patria. Allí empieza la corrupción, pienso yo, en todo su esplendor.

Tú colocas un diario en un kiosco y te detienes a observarlo. Y, sin leer el contenido, te quedó en la retina y en la memoria ese mensaje que te quisieron dar. Y eso se viene trayendo abajo la educación, la forma de ver la política, de entenderla y de saber cómo tú puedes también participar.

Siempre se nos forma a los periodistas, diciendo que el periodismo informa, educa y entretiene, pero hay que saber cómo enfocarlo.

Claro, hay que leer, investigar, constatar, para poder brindar la información. Y no dejar en el aire ciertas interrogantes. Y menos poner un titular por otro.

El Consejo Directivo electo del Colegio de Periodistas de Lambayeque 2026-2027, con el Comité Electoral, al final del proceso (entre ellos la autora de esta entrevista).

EL COLEGIO DE PERIODISTAS

Con respecto al Colegio de Periodistas, se vivió una fiesta (de la cual fui parte como miembro del comité electoral). A veces tienes una idea de una persona y en el camino vas conociéndola más. Lo triste es que te sorprende su actuar. ¿Cómo se sintió Larcery Díaz al recibir comentarios en contra de su persona, de su trayectoria, de su idoneidad profesional?

Como dije en el acto de proclamación de mi elección, efectivamente me dolió. Me extrañaba que viniendo de profesionales no solo de la información y la comunicación, sino de colegiados, pudiera haber esta conducta, de quienes debieron, por lo menos, leer o interpretar mejor la ley. Pero no lo hicieron. Hubo una total falta de comprensión lectora. En ningún momento contesté porque, además de ser argumentos falaces, responder era darles un caldo de cultivo que profesionalmente no desarrollo. Las críticas se hacen con pruebas. Y por eso el Comité Electoral declaró infundada la tacha. Y el Comité Electoral Nacional hizo lo mismo; pero, además, dijo que la persona que presentó la tacha debía ser llamada al Tribunal de Honor por infraterno, antiético. ¿Cómo voy a acusar a alguien de algo de lo que se sabe con anticipación que no es cierto? Yo digo: Si eso hacemos como profesionales de la información contra un colega, ¿la comunidad confiaría en nosotros sin tener la verdad en la mano? Me dolió, no solo porque yo fuera el protagonista, sino porque era y soy un profesional que constantemente estoy discerniendo la necesidad de capacitarse profesionalmente en periodismo para no hacer eso.

Era una persona que estuvo con usted, como amigo. Choca, ¿no?

Mira Milagros. Creo que detrás de esa persona, hubo otras. No me explico qué pretendieron. Y, si por lo menos me lo dijera alguien que, modestamente, tuviera el nivel profesional, los premios de periodismo, los reconocimientos que he tenido, en fin. Y lo digo con mucha humildad, sin soberbia.

Alguien que esté en la misma altura, por lo menos, ¿no?

Claro. Entonces, dijera: de repente tiene razón; pero -tú lo decías- no se conoce a las personas hasta que se las tiene al frente en determinadas circunstancias, lamentablemente, como estas. Lo profesional, lo humano, queda de lado. Ya lo decía Kapuscinski: para ser buen periodista, primero hay que ser buena persona. Si no eres buena persona, no eres buen periodista…

Aparte que el periodismo, en sí, tiene un alto porcentaje en la sensibilidad, en el tema humano. Y más de una vez, somos parte de la solución. ¿Qué se espera en el Colegio de Periodistas?

El Colegio ha recuperado su prestigio, no solo por la remodelación de su infraestructura, de la que nos sentimos orgullosos, sino porque se ha integrado a la misma sociedad, al presidir, a través de su decana Rosa Chambergo, el Consejo Regional de Decanos-Conrede, que reúne a todos los colegios profesionales de Lambayeque. Como en algunas instituciones, ha tenido en algún tiempo una mala imagen, que poco a poco ha ido cambiando para bien. Ahora, se trata de reforzar la institucionalidad y seguir buscando que la sociedad nos mire como lo profesionales que somos; no «periodistas» (entre comillas), que despotrican o mienten. En un colegio profesional, sus miembros somos ejemplo -debemos serlo- de lo que es un verdadero comunicador.

¿Se hará el monitoreo a instituciones públicas y privadas, sobre el desempeño en las oficinas de comunicaciones o de imagen?

Si, está en nuestro plan de trabajo. A partir de enero visitaremos las instituciones del sector público, para recordar a los funcionarios responsables que, por ley, deberían cumplir la obligación de contar con periodistas colegiados para el ejercicio de las comunicaciones.

En su “búnker”, el entrevistado habla sobre sus premios de periodismo, souvenirs y libros escritos y por escribir.

¿Cómo se ve Larcery Díaz de aquí a algunos años?

Creo que mientras tengamos vida, hay que seguir produciendo. No podemos ni debemos quedarnos. Algunos miembros de mi familia y amigos me preguntaban: ¿por qué postular al Colegio si mejor podrías quedarte escribiendo tus crónicas, leyendo los libros o viendo las películas que te gustan? Pero, otras cosas me motivan: que el comunicador sea -si no lo es- un verdadero profesional del periodismo y la comunicación. El periodismo quizá en los últimos años ha estado relegado o mal visto. Pero eso es producto, no del periodismo, sino de malos periodistas o de malas personas que hacen periodismo. Se debería entender que no trabajamos para nosotros, sino para otros muchos que están pendientes de nuestra labor, que debe ser la más buena y mejor posibles. Y, sobre todo, la más creíble.

* Periodista colegiada. Productora de “Háblame de ti”.