Hace 30 años, a mediados de los noventa, como profesor universitario de comunicación, mis alumnos realizaron una encuesta por la que confirmaron que en Chiclayo existía un total desconocimiento de lo que era el periodismo radial; había falta de creatividad, objetividad y de personalidad (seriedad, ética y moral profesional): “principales causas de la deficiente calidad en los informativos radiales locales”.

El autor de la crónica rememora su paso periodístico por la radio, al celebrarse 100 años de la radiodifusión en el Perú.
ESCRIBE: LARCERY DÍAZ SUÁREZ
A propósito de los 100 años de la radio en el Perú, traigo al recuerdo lo sucedido en mi experiencia profesional. Y es que, desde hace mucho tiempo, las radioemisoras de Chiclayo se habían visto invadidas por quienes, aprovechando del derecho constitucional de la libertad de expresión, tomaron el micrófono por asalto. “Con tristeza y pena hemos visto que el objetivo de fondo, que es hacer de la radio un instrumento de orientación, no se cumple en lo más mínimo”, dijeron entonces los universitarios.
La encuesta fue realizada entre periodistas profesionales, estudiantes de periodismo y periodistas prácticos; personas que ejercían o iban a ejercer la actividad. Además de sintetizar el porqué de este “desconocimiento”, se generalizaba a esta problemática ubicándola como un factor que impedía realizar verdaderos programas con una concepción clara del periodismo radial.
La baja calidad de los informativos radiales afirmación precisada por los mismos encuestados, era el elemento primordial en esta investigación. Encontramos factores como ausencia de producción radial, falta de investigación, de respeto hacia el público oyente, falta de dicción en los locutores, no redactar para radio y no hacer uso de términos radiales adecuados. El análisis se basaba en las conclusiones de los encuestados: “no usan guiones; tampoco esquemas, no redactan la noticia simplemente la leen de los periódicos o del papel que llega a cabina. Por este motivo, las noticias radiales son escuchadas como noticias redactadas para medios impresos”.
NO ERAN BUENOS, ¿POR QUÉ?
Los estudiantes encuestadores descubrieron aspectos que entonces fallaban en las radioemisoras y el público conocía esta problemática. La mayoría creía que los informativos radiales de Chiclayo no eran buenos. Y, entre los estudiantes de periodismo, todos no los aceptaron, determinando a estos como no buenos. Mientras los periodistas profesionales los rechazaban, ya que no se tenía conocimiento claro de la profesión, los estudiantes de periodismo, que representaban a la muestra mayoritaria manifestaron un rechazo completo. La mayoría afirmó que los conductores no tenían conocimiento del periodismo radial, les faltaba personalidad, creatividad y objetividad. El micrófono se había convertido en arma ofensiva y hasta mortal, que no debería confiarse a cualquiera, pues no sólo atentaba contra la persona a quien la crítica destructiva pudiera ir dirigida, sino contra toda la comunidad, cuya capacidad de recepción y crítica se degradaba constantemente y hasta se anulaba.
Los detalles de esta conclusión los publiqué en mis libros de periodismo “Hablan los periodistas. Del Periodismo y de los Periodistas” (1999) y “Con olor a papel y tinta” (2018).

Carlos Montjoy Jr., Luis Rentería, Hubert Limo, Elmer Castro y Oscar Zegarra, salen de radio Délcar hacia el Hospital Las Mercedes, para entregar un presente a un niño nacido un 1 de noviembre, aniversario de la radioemisora.
MI PASO POR LA RADIO
En tales libros, cuento que nací al periodismo (escrito) en un diario que nunca se publicó. Nunca circuló, a pesar que en Chiclayo cubríamos diariamente la información; a veces primicias que se publicaban en otros puntos del país y el extranjero. A reporteros, administrativos y de talleres nos pagaban religiosamente por esa cobertura. Al final nos dijeron chau, sin más. Pero muchos meses antes, mi afición por el periodismo sí había puesto mi nombre en el éter, con una credencial como “Reportero D”, un espacio en Radio Délcar de Chiclayo que se abría para -entonces por teléfono- transmitir al aire las ocurrencias noticiosas. Hace 56 años, como uno de los convocados por el director de la radioemisora, don Carlos Montjoy D’Ízala, me asistía la tarea de llamar, pedir que me dieran micro porque tenía tal noticia y comunicarla “directo en directo”, como suele hacerse hoy. Allí ya ejercían luminarias del periodismo y la radio, como Nicanor de la Fuente, Glicerio García, José Luis Medina, Luis Rentería, Oscar Zegarra o Elmer Castro. Después pasé a la prensa escrita, vino el diario que nunca se publicó y luego otro, la televisión como director de prensa y otro diario. Y, entre ellos, asumí los noticiarios en radio Chiclayo: “Chiclayo y la noticia” y en radio Star: “Faro noticioso”.
Cuando entré al periodismo y en las décadas de los setenta al noventa, las preocupaciones de las encuestas indicadas no se daban. Lo digo con conocimiento. Desde la secundaria seguía las emisiones periodísticas del aire, desde una radio a pilas que después convertimos a electricidad y que aún conservo. Periodísticamente, por esos años recuerdo en Délcar: “Apostillas y comentarios”, de Glicerio García Campos; “Facetas”, de Oscar Zegarra; “El reportero del aire”, de Jorge Salirrosas y Rosa Chambergo, quien después tuvo “Nueva Síntesis”; “Síntesis”, de José Moreno; “Esta es nuestra palabra”, de José Luis Medina; “El Meridiano”, de Francisco Guerrero; “120 minutos”, de Marco Aragón y luego Jesús Yesquén; “Informativo Délcar”, de Jorge Jara y Coco Pizarro; “Así somos”, de Cristian Díaz y Fernando Noblecilla.


Periodistas, locutores, operadores y administrativos. Por los 21 años de radio Chiclayo: Larcery Díaz, Hugo Zárate, Miguel Fernández, Luis Pardo, Miguel Anhuamán, Anita Cosmópolis, José Arteaga, Jesús Jiménez, Elmer Ramírez, Renee Salazar, Lucho Pastor, Violeta Balcázar, Pocho Martínez, Carlos Montjoy, Janet Gutiérrez y Rosa Ramírez. Por el aniversario de radio Star, entre otros, los periodistas Segundo Castillo, Marco Gonzales, Carlos Romero, Claudio Baquedano, Alfonso «Fuco» Tello, Álvaro Mesía, Manuel Herrera, Carlos Cabrejos, Juan Barturén, Augusto Llontop, Felipe Pacheco, Carlos Humberto López, Francisco Guerrero, Valentín Alvarado y Larcery Díaz.
“Faro Noticioso”, de Radio Star, se hizo famoso con el periodista Segundo Castillo y su columna “Run Run Callejero”. Sus narradores eran Marco Gonzales y Carlos Romero Jr. Años después la emisora la administraría Humberto Maldonado y luego ese otro gran locutor y periodista Hubert Limo, a quien acompañé por mucho tiempo dirigiendo “Faro Noticioso”. Me siguió allí Oscar Capuñay quien, además, dirigía “Últimas noticias”.
En radio Chiclayo, ejercían Carlos Humberto López y Diógenes Vera con “Informativo 1190”; después, a cargo de Oscar Capuñay, Víctor Becerra, José Vásquez, Arturo Clavijo y Pablo Flores; Marco Gonzales y “Teletipo”; Jesús Piscoya y Glenny Huiman con “Pueblo despierta”. También allí estuvo “Así somos”, con Cristian Díaz y Fernando Noblecilla.
Felipe Pacheco dirigió, hasta su fallecimiento, el noticiario “Habla el pueblo”, que creó en radio Heroica, donde Segundo Castillo recaló con “Al rojo vivo”; y Jorge Salirrosas y Rosa Chambergo, con “El reportero del aire”. Mucho antes, Álvaro Mesía y Juan Medianero, popularizaron “Siglo XX”. Tiempo después, Hubert Limo, Jorge Quiroz y Alejandro Gonzales, condujeron “Telecontacto”.
Cristian Díaz y Mesías Sánchez, iniciaron en radio Imperio “Bien Público; Enrique Elías “Cuando los leones rugen”; Valentín Alvarado y Víctor Perales con “El Chasqui”; Segundo castillo “Al rojo vivo” y Pablo Flores “El portavoz”.


Hombres y mujeres de radio sostenían siempre reuniones de integración. Primera imagen: Pedro Farro, Tito Peredo (Imperio), dos ejecutivos de Iempsa, Albertín Ríos, Carlos Romero (Star), Mesías Sánchez (Imperio), Pocho Martínez (Chiclayo), Ricardo Montjoy (Délcar), Carlos Montjoy (Chiclayo), Efraín Rodrigo (Délcar), Francisco Míñope (promotor de espectáculos), Carlos Humberto López y Cristian Díaz (periodistas y hombres de radio). En cuclillas, Víctor Barreto, Lázaro Vásquez (Star) Oscar Zegarra (Délcar), Arturo Clavijo (Chiclayo) y Jaime Fernández «El Pirata». Segunda imagen: Francisco Guerrero (Star), Pepe Alvarado, Tito Peredo (Imperio), Oscar Zegarra (Délcar), Lucho Araujo (Délcar), Luthy Custodio (empresario), Pocho Martínez (Chiclayo), Marco Gonzales (Star), Lucho Clavijo (Chiclayo) y Carlos Romero (Star).
En radio Lambayeque, Claudio Baquedano tenía “La voz del departamento” y Cristian Díaz “Bien público”. Pablo Flores y Rafael Maguiña hicieron en radio Ideal, de Lambayeque “El reportero Ideal”; Luis Gonzales y Ana Sauza crearon para radio superior de Monsefú “El matutino del aire” y Javier Castro, para radio Universal “Prensa Libre”. Radio Santa Victoria creó un mini noticiario “120 minutos”, conducido por José Torres y Edith Huamán, que luego dirigió Felipe Granados con Lita Ruiz, Lupe Sanjinez y Jesús Yesquén. JHC programó “Radio Noticias, de José Torres. Siguió “Teletipo”, de Marco Gonzales y “Al rojo vivo”, de Carlos Humberto López. Las nuevas emisoras, trataron de formar cuadros periodísticos, pero lamentablemente con personal improvisado.


Los periodistas deportivos también hicieron la noticia en radio y televisión: Jorge Raffo Niquén, Ángel Navarro, Juan Sorogastúa y Antonio Cabrejos, en Pregón Deportivo. Luego Ángel Navarro, Alejandro Gonzales, Beto Preciado, Víctor «Gallo» Vélez y Fernando Noblecilla, hicieron «Ovación».
El eximio locutor y periodista Oscar Zegarra, me recuerda que Radio Délcar, fundada el 1 de noviembre de 1936 por Carlos Monjoy, comenzó sus actividades en el mercado Central de Chiclayo, luego se trasladó a Sáenz Peña y finalmente al edificio del entonces Banco Popular del Perú (hoy Reniec), ubicado en la esquina de Balta y Elías Aguirre. Entonces, las radioemisoras, sus propietarios y trabajadores, de prensa y demás, actuaban con veracidad y promovían campañas de apoyo a la sociedad.
Según Zegarra, radio Chiclayo fue fundada el 30 de abril de 1955; radio Lambayeque el 28 de octubre de 1958; Heroica el 15 de febrero de 1965; Imperio el 11 de junio de 1966 y radio Star el 1 de octubre de 1967, precisamente en que se celebraba en el Perú el Día del Periodista.
FALTA DE ÉTICA
En 1992, siendo decano del Colegio de Periodistas, nuestra institución planteó ante los responsables de las radioemisoras, el problema que mencionaban las encuestas. Expresamos nuestra preocupación porque en muchos casos se incumplía el Código de Ética. Con esta norma deontológica se desea, más que imponer sanciones, evitar la contravención del Código. A pesar de ello, con preocupación vimos que la carencia de un autocontrol en la responsabilidad ética para la emisión de estos espacios había determinado un desbande en el léxico y en las ideas que se esgrimen.
Hasta hoy, no sabemos a dónde va el locutor o supuesto periodista de turno cuando de hablar de alguien se trata; pues olvidan el principio constitucional de que toda persona tiene el deber de vivir pacíficamente con respecto a los derechos de los demás y de contribuir a la afirmación de una sociedad justa, fraterna y solidaria. Se olvidan también que para ser dignos de la libertad de expresión no hay que incurrir en libertinaje. No existe la libertad irrestricta de prensa: su límite natural es el derecho ajeno. Por ello, los periodistas estamos obligados a cumplir un código de ética, que debemos autoimponernos.
Hay que recordar a estos individuos que manejan la información, que esta es un conjunto de bienes inmateriales de valor moral para el titular del derecho y su familia en su condición de ser social. Claro que quien ejerce un cargo público está expuesto al derecho legítimo de la información de sus actos de función y de crítica periodística si corresponde ejercerlas, pero respetando a la persona humana; cosa que también parece olvidarse. El derecho a la información se ejerce sobre la base de la verdad, que hay que buscar y comprobar para asegurarse que el público reciba la versión fidedigna de los hechos, libre de la posición y de la opinión que puede tener el periodista sobre ellos. sin manipular la noticia. Asimismo. ¿por qué acusar o lesionar a las personas con calificativos indecorosos? Todo ser humano tiene derecho a un nombre propio. El periodista, si lo es, no es juez; su deber es informar de los hechos y comentarlos con fundamento, no abusar del poder que se tiene.
* Periodista. Director del portal de noticias www.miraporellos.pe

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