Tania Libertad: Una mujer que se transforma en voz

Con el susurro de los recuerdos y el latido de la emoción en el aire, el alma musical de Chiclayo, Tania Libertad, regresa para abrazar los espacios que la vieron crecer y los corazones que la recuerdan con cariño. Desde los rincones más íntimos de la ciudad hasta los escenarios que una vez fueron testigos de su prodigiosa voz, el orgullo se apodera de todos los chiclayanos.

Escribe: Jesús León Ángeles

La estrella chiclayana brilla desde hace muchos años en el firmamento mexicano. En la foto de portada, Imagen del último concierto de Tania Libertad en Chiclayo, también auspiciado por la Azucarera Pomalca.

Su regreso a casa se convierte en la actividad más resaltante de la celebración del 189° aniversario de Chiclayo, con un concierto que tejerá los hilos del pasado y del presente en una sinfonía de emociones que solo su voz puede hacernos escarapelar la piel y humedecer la mirada.

En un gesto que destaca la unión entre la cultura y el compromiso empresarial, la presencia de Tania Libertad de Souza en Chiclayo adquiere un brillo especial gracias al apoyo generoso de la Empresa Agroindustrial Pomalca. Este gesto es un testimonio elocuente de la sinergia entre el arte, los negocios y el espíritu comunitario, formando un paño inseparable que enriquece el alma de una ciudad y sus habitantes con una dulce voz.

Tuve la oportunidad de escuchar en vivo por segunda vez a Tania cuando vino a Chiclayo a celebrar sus 50 años musicales. Quienes asistimos no hicimos más que, en cada tema que Tania cantaba, hilvanar la vida y progreso musical de la hoy consagrada artista que seduce y cautiva.

Esa noche, tan magistral registro vocal que desde niña Tania Libertad pusiera en evidencia, lo demostró al entonar el “Ave María”, de Schubert. Un silencio escalofriante cubrió el ambiente. Lo siguieron estruendosos minutos de aplausos. Y el auditorio volvió a recordar que esta mujer, esta gran mujer, es lambayecana.

Y, claro, cómo no emocionarse hasta las lágrimas si pareciera que Homero Luis Manzione, al escribir la letra del estupendo tema de Saint Preux, “Concierto para una sola voz”, hubiese pensado en la maravillosa garganta de Tania: “Llámame cuando tengas que sentir mi cariño, cuando te duela el corazón, cuando se crucen por tus ojos los míos, cuando escuches mi canción, cuando no puedas encontrar tu camino; llámame y verás, que soy la voz que se transforma en mujer; soy el origen del ser; gestación del mundo que has de tener…”.

“Cuando me acompañaban solamente mi voz y mi guitarra”, escribió Tania en esta foto que el 2018 subió a su muro del Facebook.

No es una voz que se transforma en mujer. Es una mujer que se transforma en toda una voz, que ha escogido composiciones de autores peruanos y extranjeros y que gracias a su voz las ha hecho suyas. Perdón. Suyas y del mundo, porque las vivimos al escucharlas de su voz.

Hablar de Tania Libertad es sentir la inmodestia de mostrar la belleza del Valle de Zaña, otrora opulenta tierra que vio nacer a nuestra gran artista. En 1686 el pirata británico Edward Davis estuvo dispuesto a saquear a Zaña y llevarse a una bella dama. Tania no se olvida de su tierra y donde quiera que va interpreta “Zaña” de Nicomedes Santa Cruz: “Acaba de dar… acaba, el reloj de la catedral, reloj de la catedral… Dime de dónde vienes que son las cinco (al lundero le da…), vengo de oír la misa de San Francisco (al lundero le da…)…”.

Al año y medio de su nacimiento, Tania fue llevada a vivir a Chiclayo. Una vivienda ubicada en la hoy avenida Jorge Chávez, del ancestral Barrio Suazo, cerca al grifo El Carmen, en la parte posterior del entonces Hospital Obrero (hoy Almanzor Aguinaga, guarda los más hermosos secretos de su infancia y adolescencia. Desde allí atravesaba la ciudad hasta el Colegio “La Inmaculada”. 

Tania nació para cantar y una velada por el Día de la Madre fue el impulso para graciosamente demostrar su talento. “Estaba en transición. Es una anécdota muy chistosa porque, en lugar de buscar a la niña que mejor cantara, la maestra quería que quien representara al salón fuera la niña que entrara con un vestido de bailarina española que ella guardaba. Por supuesto que yo moría por entrar en el vestido, pero era muy gordita y, para ingresar, recurrí a una faja que tenía mi mamá. Me envolví con ella. Me apreté de tal manera que me puse la combinación, encima del uniforme; me fui a la escuela y entré en el vestido”, me contó una divertida Tania, en una entrevista que le hiceen 1996. Con el paso de los años, no ha perdido la sencillez que hoy la hace grande.

Las dos primeras canciones que entonó en su vida –y eso fue a los cinco años-, fueron “Herencia gitana”, un tema español que reflejaba lo que Tania quería ser y hacer, pues una frase de su letra dice: “…soy dichosa pudiendo cantar…”; y el bolero “Historia de un amor”, del panameño Carlos Eleta Almarán. Sí, aquel que dice: “Es la historia de un amor, como no hay otro igual, que me hizo comprender, todo el bien todo el mal; que le dio luz a mi vida, apagándola después. Ay, qué vida tan oscura, sin tu amor no viviré…”.

“No sé si lloraron de emoción; pero allí me descubrieron. No fue difícil para mí porque vivía pegada a la radio y me sabía las canciones”, le contó Tania una vez al periodista José María Salcedo.

Desde esa edad Tania demostraba ya su dominio en este género y en el 2012 reveló para el diario “La Jornada”, de Aguas Calientes, México, que en 1985 editó un disco de boleros que se convirtió en rotundo éxito. Le ofrecieron el cielo y las estrellas, pero ella, con toda la humildad del mundo dijo: “Muchas gracias, pero no, yo vengo con otro propósito a México, vengo a cantar para otra gente que quiere oír otro tipo de canciones y otro tipo de propuestas’, y me fajé, porque pude haberme hecho millonaria en un segundo con esos discos, y no me arrepiento, porque gracias a ello estoy cumpliendo 50 años de cantante”.

La madre de Tania Libertad era enfermera y trabajaba en el Hospital Obrero y su padre servía en la Guardia Civil (hoy Policía Nacional del Perú). Ambos salían a trabajar a las 7:00 de la mañana y no regresaban sino hasta las 9:00 de la noche. “Yo sí hacía de las mías; iba, ensayaba en la radio y ellos, ni enterados”, reveló una hábil Tania. A los 7 años participó en un concurso de aficionados que organizaba radio Délcar. Allí cantó y fue pasando las etapas hasta que llegó a la final y tuvo que contarle a su mamá porque no tenía zapatos para presentarse. Los que calzaba estaban bien rotos y feos. Al final ganó el concurso con el bolero “Obsesión”. Como premio recibió seis botellas de refrescos, seis vasos con el logotipo de las gaseosas La Concordia, dos destapadores, el trofeo Diana y una gira por las haciendas azucareras, la misma que era compartida con otros artistas que venían de Lima. Fue entonces cuando a un empresario de apellido Rosales le gustó mucho su actuación y apostó por ella. Tania actuaba con un trío, una bailarina y un actor cómico. “La bailarina se llamaba Lilian Martell; de eso sí me acuerdo porque ella fue una mujer sumamente noble, me cuidó mucho porque mi mamá no podía ir conmigo y me encargaba con la bailarina. Se portó como una verdadera mamá; y por eso la recuerdo con cariño”.

El empresario Rosales, cada vez que traía artistas profesionales a Chiclayo, la contrataba como número local. En esa época había una especie de reglamento, que decía que por cada empresa de artistas que llegara al establecimiento donde se presentara, necesariamente debía contratar a un artista local. “Fíjate qué interesante que en esa época existieran reglamentos que obligaran a la promoción de artistas locales y ahora ya no; desaparecieron. Entonces me pagaban 100 soles por matiné, vermut y noche”.

Los ensayos eran exigentes y en ellos la acompañaba su padre; incluso a las actuaciones que, por los días festivos del calendario, la invitaban los colegios cercanos a su domicilio, en especial el ubicado en la esquina de Jorge Chávez con Francisco Cabrera. Precisamente en el 2012 en su concierto en Chiclayo, estuvieron dos personas que la recordaban desde niña. Angélica Ramírez y Rosío Mesta Delgado me contaron que empezaron a admirar a Tania, cuando a sus ocho años llegaba a ensayar a la casa de un músico de apellido Castellanos, a la altura de la cuadra 3 en la calle Nicolás de Ayllón, de la urbanización San Carlos, hoy distrito de Leonardo Ortiz.

Eran los años 60 cuando Tania se dedicó a estudiar baile español en la Escuela Regional de Música, dirigida en aquella época por Rafael Carretero. “Tania siempre fue muy alegre, se la pasaba cantando, pero siempre muy educada. Desde esa época ya tenía una idea clara de lo que quería ser y hacer. Ensayábamos de 5:00 a 6:00 p.m. o de 6:00 a 7:00 p.m. Uno de sus hermanos siempre la iba a recoger pues su padre la cuidaba mucho. El local se ubicaba en la avenida Sáenz Peña y nuestra profesora fue Sonia Carretero”, recuerda Socorro Ortigas, su entonces compañera de baile, con quien actuaba en zarzuelas que se presentaban en el teatro Dos de Mayo.

En 1963 la televisión recién llegó a Chiclayo a través del Canal 4 (hoy América TV) y Tania fue una de las primeras cantantes que se vio en la pantalla chica en blanco y negro. El periodista Juan Rafael Sorogastúa Leyva conducía el programa “El Mundo de los Niños”. En él se daba la oportunidad de mostrar su talento a cuanto pequeño tocara las puertas. Llegaban cantantes, recitadores y bailarines, según evocan varios de los que trabajaron en esa televisora. El coordinador del set en aquel entonces, Augusto Puican Pachón(+), recordaba que Tania formó parte del elenco del programa, al igual que Merly Ramos, Zoilita Soriano y Carmencita Mujica, quienes también destacaron en el ambiente artístico musical a nivel nacional. En esa época tenían el acompañamiento de la Orquesta del Cholo Montenegro, dedicada exclusivamente al canal y quien posteriormente alcanzó fama a nivel nacional.  “Tania era una buena chica y tuve la suerte de visitarla dos veces en Lima, cuando se fue a radicar allá. Su madre era su manager y ambas me trataron siempre muy bien, sobre todo con sencillez”, me comentó Puican en una oportunidad.

A esa edad Tania viajaba a Lima con su padre y visitaba los programas de aficionados. Posteriormente empezó a cantar en los programas de profesionales. En Radio Nacional del Perú tuvo la suerte de compartir cabina con Alcides Carreño, Filomeno Ormeño, Jesús Vásquez, Los Chamas y muchos artistas más.

Las profundas raíces sentimentales con las que Juan Gonzalo Rose se inspiró para escribir el poema “Tu voz”, se impregnaron en las cuerdas de Tania, que interpretó este tema en un Festival Internacional de la Canción, organizado por el Club de Leones de Chiclayo. Tania vino desde Lima también trayendo la melodía de ese maravilloso poema de Rose, poeta revolucionario y bohemio, criollo de guitarra y cajón: “…Tu voz, tu voz, tu voz, tu voz existe; tu voz, tu larga voz, tu voz persiste. Anida en el jardín de lo soñado, inútil es decir que te he olvidado”. Literalmente el Coliseo Cerrado de Chiclayo, que en los primeros años de la década del 70 todavía estaba abierto, se vino abajo, pues conquistó a todo el público y finalmente logró el preciado trofeo.

A esas alturas, Tania ya era reconocida a nivel nacional y ella popularizó “La Contamanina”, ese himno a Contamana, capital de la provincia de Ucayali, e himno a la selva peruana, creado por Juan Tecco Celis: “El quien, me trajo hacia aquí, es el Ucayali, con su serpentear; yo surcándole voy, hacia ti mujer, para mi vivir, yo te he de querer; mi cantar es así, para ti mujer con amor; Contamana te vio nacer, con mucho placer…”.

Tania ha cantado con Armando Manzanero e interpretado poemas del gran Mario Benedetti.

Después partiría al extranjero donde rubricaría su capacidad interpretativa y tomaría temas clásicos de la canción mexicana y cantaría con charros y con la Filarmónica de Ciudad de México. Con Armando Manzanero, ese pequeño gigante de la música romántica editaría el álbum Armando la Libertad, donde el cantautor sutilmente le dedica: “Por debajo de la mesa, acaricio tu rodilla, y bebo sorbo a sorbo tu mirada angelical…”, que ella luego iría a cantar en todos sus conciertos.

El 2012 Tania regresó a Chiclayo para celebrar en su tierra sus 50 años de vida artística. Y, al igual que en todas las entrevistas que concede a medios internacionales, aquella vez nos dijo que está muy orgullosa de haber nacido en un país tan fuerte como el Perú, que le ha regalado tantos ritmos como los que forjaron Chabuca Granda, Andrés Soto, Miki González, Abelardo Núñez; varios de los cuales el viernes 11 de mayo de 2012 ofreció en el concierto a beneficio del Obispado de Chiclayo.

Tania Libertad, con la autora de esta nota, Jesús León, editora de Mira Por Ellos.

Esa noche, como todo el auditorio, nos conmovimos nuevamente en cada interpretación, como la de la letra de Oscar Chávez: “Por ti, yo dejé de pensar en el mar; por ti, yo dejé de fijarme en el cielo; por ti me ha dado por llorar como el mar”; me he puesto a sollozar como el cielo, me ha dado por llorar…”. Al final, salimos tarareando el arreglo personal de Tania, del Himno al amor: “Puede el cielo no existir jamás; y la tierra desaparecer; nada importa si me amas; nada quiero si no estás; el amor, mis días cambiará; y tus brazos, mi cuerpo estrecharán; si te tengo, para siempre, puede el mundo no girar más…”.

Crónica publicada en el Semanario Expresión de Chiclayo, jueves 18 de abril de 2024. Pág. 28 y 29.