Luis Montenegro: Tanto el cólera como el covid se enfrentaron a la Santa Verónica (Segunda entrega)

Con la farmacia Santa Verónica de Chiclayo, el doctor Luis Montenegro ha enfrentado en Lambayeque pandemias a las que ha respondido, desde el cólera (1991) hasta el covid-19 (2020), pasando por la conjuntivitis (2000). Y en cada una, los productos elaborados han sido dirigidos a la mayoría de la población y con precios accesibles.

Por: Larcery Díaz Suárez y Jesús León Ángeles

El cólera es una enfermedad bacteriana que provoca diarrea y deshidratación severas. Es mortal si no se trata inmediatamente. Apareció en América del Sur en enero de 1991, en Chancay, Perú, extendiéndose rápidamente a casi todos los departamentos de la Costa, Sierra y Selva y luego a casi toda América.

Ese año, además de atender en Santa Verónica, Montenegro formó parte de la Asociación de apoyo al paciente en emergencia-Adape, del hospital Las Mercedes de Chiclayo. Se atendió a 2,200 enfermos de gravedad, con colchones en el piso. “Experimentamos colocar el suero rehidratante por la vía y por la boca, porque la gente moría por deshidratación. En este caso, no murió nadie. Recuperamos a los pacientes con solución polielectrolítica, que contaba con sodio, potasio, cloro y demás elementos de la sangre”.

A lo largo de 44 años, el doctor Montenegro ha enfrentado diversas pandemias desde Santa Verónica.

Para Montenegro fue un aprendizaje en el tratamiento de este tipo de pandemias. Años después, a comienzos del 2000, en todo Lambayeque se presentó la conjuntivitis, infección bacteriana o viral, con hinchazón, picazón, ardor, lagrimeo y enrojecimiento de la conjuntiva, la membrana que recubre la parte blanca del ojo y el interior de los párpados.

Santa Verónica produjo el Conjuntiver, cloranfenicol al 0.5%. (El cloranfenicol inyectable se usa para tratar ciertos tipos de infecciones bacterianas graves, cuando no existe la posibilidad de usar otros antibióticos). Y no era negocio, porque entonces, hace 20 años, un producto similar costaba más de 30 soles y el Conjuntiver solo 4 soles. “Hoy se vende a 6 soles, pese a que el precio no resulta (medicamento, solución isotónica, el frasco estéril, pago de luz, agua, empleados, etc.) Así nos quieren”.

A mediados de la década del 2000 en Lambayeque de nuevo hubo una época de calores y lluvias en que la gente llegaba deshidratada a la farmacia. Santa Verónica preparó una solución isotónica como el Electroral (solución de rehidratación oral estéril con sodio, potasio, calcio y glucosa, que tenía mil equivalentes como líquido hidratante.

El miedo al coronavirus

El coronavirus, covid-19, causante de una enfermedad infecciosa que ha producido la pandemia más grave de la época, fue notificado por primera vez en Wuhan (China) el 31 de diciembre de 2019. A Perú llegó en marzo de 2020.

El doctor Montenegro afirma que, ese año, una de las vulnerabilidades que tenían las personas para con el Covid era su miedo. “El miedo baja las defensas. La seguridad las aumenta. Una persona que pierde un familiar, entra en estado de depresión y ansiedad, dos motivos que no se pueden manejar fácilmente; tiene que haber un profesional que los asesore”.

Y ahí también estuvo el toronjil, dando tranquilidad. “El toronjil ha ayudado a que estas personas no lleguen a ese estado porque, sino, toma antidepresivos y generan adicción. Por eso el toronjil es para prevenir; fortalece las defensas; es mecanismo de respuesta a los momentos difíciles. Y no se debe tomar solo un día, sino siempre; no se puede decir cuánto; y mejoras si lo tomas con confianza; con fe”.

Montenegro explica que las aplicaciones de un medicamento natural son muy intensas, pero no tienen reacción inmediata. “Solo el paciente ve que se va formando un colchón donde amortigua su depresión”.

Entre estas hierbas tranquilizantes también están la manzanilla y el tilo, que quita la tos y serena al niño que tose y llora. De ahí algunos jarabes que se preparan en Santa Verónica son en base a tilo, matico y escorzonera. El tilo es una de las plantas de primera elección para combatir estados gripales con fiebre y malestar general. El matico es apreciado en medicina popular por sus propiedades cicatrizantes; las hojas se usan en malestares del aparato digestivo. Y la escorzonera, en medicina natural se ha usado como diurético y contra el estreñimiento. “Como usas estas medicinas en tantas personas, las respuestas se van observando”.

El farmacéutico advierte que un médico no le dice a su paciente: “Toma toronjil”. “No lo hace porque cree que el brujo es el único curandero y no él. Esa es la ventaja de la farmacia: tienes la ciencia experimental que es el medicamento, sus mecanismos de acción, sus reacciones adversas. Pero también tienes la creatividad y la experiencia que te permite asociar una cosa con otra y brindar las cantidades adecuadas”.

Hay quienes tiene problemas de ansiedad. Su estómago (como un fusible), sufre diarrea, estreñimiento, embalonamiento (distención abdominal). Para ello está el cedrón, digestivo para niños con anemia y a quienes les han dado antiparasitarios. Montenegro dice a la familia: “Si el niño tiene parásitos, también los tienen ustedes, los tiene todo el colegio; hasta el alcalde”. Y les va bien. O cuando las niñas tienen descensos. “Tomen hierba buena; o un antiparasitario vía oral”. La idea es que entres a Santa Verónica sabiendo que con lo que te van a decir y dar les va a ir bien.

La última pandemia

Cuando comenzó el covid-19, en Santa Verónica se preparó Argirol (Vitilinato de plata para niños cuando hay congestiones). Como la plata es desinfectante, el preparado se hizo a menor porcentaje (El Argirol es usado como antiséptico de las mucosas, especialmente de la nariz. En gotas nasales sirve como descongestivo para que los bebés puedan respirar con tranquilidad). Para bebés se usa al 0.5% cuando hay congestión. En Santa Verónica se creó la solución al 1% y, además, se preparó alcohol gel. La elaboración costaba 2.70 soles, pero para contribuir a que la pandemia no se expanda, se vendía a 1.00 sol, porque se contaba con material en almacén.

Montenegro refiere que el Argirol, si no solucionó el problema de la pandemia, por lo menos dio seguridad después que alguien se colocaba dos gotas en cada fosa nasal. Incluso venían médicos solicitando preparar determinado producto, pero les respondía que era difícil conseguir el ingrediente y mucho más en esos días de covid. Ellos pensaban que con esto iban a inventar algo. Lo que sí se sabía era que las personas debían cuidarse. “Y, gracias a Dios, la vacuna nos ayudó. Si no hubiera vacuna tuviéramos más muertos”.

En Chiclayo se trató de controlar la pandemia del covid 19 produciendo argirol y alcohol en gel.

Algunos de los 18 trabajadores de la farmacia también sufrieron la enfermedad y se les envío a casa, pero el establecimiento nunca cerró. Una de las trabajadoras se puso a llorar cuando vio que tenía gripe. Estaba asustada porque su abuelo murió de covid y nadie lo quiso recibir en el cementerio. Al cuerpo lo colocaron en una bolsa y lo sepultaron en un hueco en su chacra. Así como él, ¿a cuántos habrían enterrado de la misma manera? Cuando comenzó la pandemia, en Lambayeque y diferentes puntos del Perú se abría tumbas por doquier. “¡Qué ignorancia había que hasta se cerraron los centros de salud, la primera puerta de entrada del paciente, para después congestionar los hospitales!”. De allí que la gente de los pueblos murió en sus propios lugares.

Sobre la ivermectina, que el rumor popular decía curaba el covid, el doctor Montenegro confiesa que solo vendió una dosis a un amigo. No había demostración que hiciera efecto contra del covid. “Pero decir eso era ir contra la corriente; aunque la gente me creía y por eso les dábamos las gotas de Argirol”. Los datos actualmente disponibles no muestran que la ivermectina sea eficaz contra el covid-19.

Eso se llama compatibilidad entre el médico y el farmacéutico. Todos están para ayudar; aunque, al parecer, algunos profesionales de la medicina no puedan ver al doctor Montenegro porque supondrán que les ha quitado la clientela, como alguien se lo ha dicho en son de broma.

Pregunto si antes no se habían desarrollado los productos que hoy se preparan en Santa Verónica. Montenegro estima que antes usaban las fórmulas que existían ya elaboradas y cree que el tiempo hace que se creen más productos. “Con las mismas propiedades he reemplazado el producto caro en barato. A veces pienso que habrá laboratorios que estarán enojados conmigo”.

Decenas de pacientes desfilan a diario por la farmacia a la que dicen «le tienen fe».

Aunque nunca le han reclamado ni tendrían por qué, pues en Santa Verónica no se está cambiando marcas, sino produciendo en base a la farmacopea. Las fórmulas están ahí y solo hay que guiarse, no inventar. “Lo que sí puedes hacer es modificarlas de acuerdo con las necesidades; y eso ya es parte de tu creación”.

Las últimas fórmulas y etiquetas están patentadas en el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual-Indecopi, con el nombre de Santa Verónica. “Estoy seguro de que los mismos médicos sugieren a sus pacientes venir a esta farmacia por los medicamentos. Y esta es una gratificación de la confianza que aquí se muestra”.

Montenegro remarca que el covid-19 fue una cachetada para los peruanos. Por ahí alguien dijo que se tomara lejía. Hasta un congresista afirmó que las vacunas eran agua. “Algo está fallando. La universidad no; son las personas; y los mejores elementos se van; los capturan otros países y acá nos quedamos como podemos”, se aflige el farmacéutico.

En Santa Verónica, Montenegro ha elaborado productos solo leyendo la farmacopea, que ha actualizado con los reactivos. “Una vez que egresas, lo que te enseña la universidad ya es obsoleto. He tenido que adaptarme, ir aprendiendo; y a veces hay sustancias que se malogran por incompatibilidad de un producto con otro; pero ello no te hace mella porque sientes que mejoras en el camino”.

(Tercera entrega – Luis Montenegro. El sobreviviente de una generación de farmacias).